Seamos claros: El pasado domingo he
sufrido una de las grandes decepciones de mi vida y no tengo la más mínima
intención de esconder mi desánimo. Por primera vez el futuro del país me
inspira un miedo real, y ello después de haber creído que una parte importante
de mis conciudadanos había “despertado” y que, junto a ellos, España habría
superado también su ya largo letargo. Me equivoqué.
No, no creía en una explosión o una
avalancha de Vox, pero si al menos en una reedición de lo ocurrido en Andalucía,
con una fuerte entrada de este partido en el Parlamento, suficiente como para
desalojar a Pedro Sánchez e incluso aniquilar al PSOE. No fue así: He subestimado
a la bestia del progresismo patrio y la consecuencia ha sido el verme alcanzado
por una situación de profunda inquietud que aún me dura. Pensé que el Partido
socialista, como el resto de sus homólogos social-demócratas europeos, avanzaría
hacia su particular desintegración, aunque tal vez mitigada por la que sufre
Podemos. Pero no fue así. Creo que se avecinan tiempos realmente sombríos que
dejarán a los de Zapatero en una anécdota.
Dentro de lo malo, se pueden
señalar dos buenas noticias: la entrada
de Vox con grupo parlamentario propio y la descomposición, ésta sí real, del Partido Popular, que esperemos que
sea terminal. El justo final para semejante manada de cobardes:
Ellos han alimentado al monstruo que ahora amenaza al país entero, por lo que tiene algo de justicia poética que también ellos sean devorados. Lejos de estos dos datos, no me atrevo a hacer más pronósticos: Visto lo visto, no se pueden hacer cábalas con el pueblo español, opuesto a la racionalidad y por tanto poco previsible en sus acciones futuras.
Ellos han alimentado al monstruo que ahora amenaza al país entero, por lo que tiene algo de justicia poética que también ellos sean devorados. Lejos de estos dos datos, no me atrevo a hacer más pronósticos: Visto lo visto, no se pueden hacer cábalas con el pueblo español, opuesto a la racionalidad y por tanto poco previsible en sus acciones futuras.
Lo único claro es que al enemigo al
que desde un comienzo se trató de hacer frente desde esta plataforma, el imperio mediático y cultural del Progresismo, goza aun de
buena salud en nuestro país, ya que, entre otras muchas cosas, ha convencido a
millones de españoles de que Ortega Lara es más peligroso que Otegui.
Se avecinan cuatro años negros, si
no son más: es factible que estemos en el comienzo de una auténtica “Era Pedro
Sánchez” que sobrepase la legislatura, tiempo en el que quizá no podamos hacer
otra cosa que esperar a que nuestros vecinos europeos continúen con su lucha particular
contra el Progresismo, mientras nosotros observamos como nuestro país se
convierte más que posiblemente en el último bastión de éste.
Con todo lo dicho no pretendo hacer
caer a nadie en un pesimismo que lleve a la inacción, sino admitir la realidad de manera viril y actuar en consecuencia: Ningún poder es eterno y más de dos
millones de españoles han apoyado a un partido
patriótico con demostradas capacidades de movilización social. Existiendo esa tabla de salvación, que no es
poco con lo que se nos viene encima, debemos continuar con el plan original, y
además con redoblado esfuerzo: Dar la batalla
de las ideas en el único medio posible, que no es otro que el insondable Internet. Mi intención es la de disputar la hegemonía
cultural a la izquierda, ni más ni menos, aunque soy perfectamente
consciente de que semejante logro no se va a completar ni en un año, ni en dos,
ni en una legislatura ni en las décadas más inmediatas.
En los años que se avecinan, plataformas
como ésta van a ser más necesarias que nunca, pues van a ser las únicas que
presenten opiniones discordantes a los
altavoces del sistema: Es de lo más probable que el ocaso social-democráta
en Europa y el
rechazo a la izquierda en el Planeta entero, tenga como réplica en España la potenciación de todo este ideario en crisis. Por eso es tan importante lo que ocurra en nuestro país: Somos la excepción occidental, el último pueblo en alzarse contra su aniquilación.
rechazo a la izquierda en el Planeta entero, tenga como réplica en España la potenciación de todo este ideario en crisis. Por eso es tan importante lo que ocurra en nuestro país: Somos la excepción occidental, el último pueblo en alzarse contra su aniquilación.
Por ello vamos a seguir tratando de
ser un punto de encuentro intelectual del patriotismo español y trabajando para
conformar por fin una cultura patriota en nuestro país. Tengamos en cuenta que
a excepción de Trump, todos los
movimientos identitarios estuvieron en la marginalidad durante años, pero
siempre trabajando, aunque fuese en la sombra. Alain de Benoist y los
pensadores de la Nueva derecha francesa, que pueden ser catalogados como los padres intelectuales de los movimientos
identitarios, han realizado un gigantesco esfuerzo que no ha sido
reconocido sino décadas después de que comenzasen su duro camino allá por los
años setenta.
Hagamos lo mismo sin caer en el
fatalismo: Hay una fuerza política patriota con grupo
parlamentario propio que va a concentrar cada vez más fuerzas y que posee, además, una gran capacidad de movilización social. Tenemos a los políticos y tenemos a un sector social importante del pueblo. Con lo cual, lo único que resta en la ecuación es, quizá, lo que más trabajo exige: Crear una galaxia de ideas propias, novedosas y ajustadas a los tiempos, dentro de la cual ofrezcamos diagnósticas para las enfermedades de la Posmodernidad y también posibles soluciones. Se buscan pensadores, sí, pero también artistas, novelistas, dibujantes, fotógrafos, … se precisa de una CULTURA propia, y no solo de una filosofía o sistema de pensamiento nuevos.
parlamentario propio que va a concentrar cada vez más fuerzas y que posee, además, una gran capacidad de movilización social. Tenemos a los políticos y tenemos a un sector social importante del pueblo. Con lo cual, lo único que resta en la ecuación es, quizá, lo que más trabajo exige: Crear una galaxia de ideas propias, novedosas y ajustadas a los tiempos, dentro de la cual ofrezcamos diagnósticas para las enfermedades de la Posmodernidad y también posibles soluciones. Se buscan pensadores, sí, pero también artistas, novelistas, dibujantes, fotógrafos, … se precisa de una CULTURA propia, y no solo de una filosofía o sistema de pensamiento nuevos.
Seamos claros y realistas: Comienza una dura travesía en el desierto que puede que dure más de cuatro años. Pero ello no implica que haya que dejarse llevar o caer en un nihilismo suicida. Toda acción tiene una reacción, y existe el caldo de cultivo para aprovecharla. Así que hagámoslo: Trabajemos creando un espacio alternativo y libre en Internet, y expandámoslo al máximo. En la era de la información no tiene cabida el No sé hacer ésto o No tengo los medios. Cada uno en la medida de sus posibilidades puede aportar grandes cosas a este nuevo mundo intelectual, desde la creación de contenidos a la mera difusión. Hagámoslo. España no puede desvanecerse en la oscuridad sin pelear.
Siempre habrá unas Termópilas donde morir. Nicolás
Gómez Dávila
Iniciativa Círculo de autores patriotas, para una acción combinada por la cultura patriota en España
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