Para referirnos a la cultura que impera en nuestro tiempo, se vienen utilizando diversos nombres:
Progresismo, Posmodernismo, Nueva izquierda, … Diferentes acepciones para
referirnos a un mismo fenómeno político-cultural. Es ciertamente complicado tratar
el tema, ya que el Progresismo no se sostiene sobre una doctrina o corpus
ideológico firme y claramente definido, sino que se trata de un conjunto de
corrientes ligadas, más de hecho que de derecho, en un movimiento ciertamente difuso.
Puede hablarse incluso de una nebulosa ideológica, dentro de la cual se conjugan diversos ismos: Socialismo, Ecologismo, Homosexualismo, Animalismo, Internacionalismo, …
Puede hablarse incluso de una nebulosa ideológica, dentro de la cual se conjugan diversos ismos: Socialismo, Ecologismo, Homosexualismo, Animalismo, Internacionalismo, …
Dentro de esa nebulosa, uno
de los ismos destaca de manera
notable: el Feminismo.
Sin duda una de las piezas claves del sistema ideológico posmoderno, en tanto
que sus principios se han extendido de manera notable entre las mujeres de todo
Occidente, especialmente en España.
Tanto el Feminismo, como el
resto de corrientes que forman este cuerpo difuso, tienen su origen en la
segunda mitad del siglo XX, en círculos y ambientes izquierdistas de todo
Occidente, y tendrían su principal epicentro en el famoso Mayo del 68 (Podcast sobre Mayo del 68), donde esa Nueva izquierda, desligada
ya en gran medida del modelo soviético, hizo su acto de aparición por toda
Europa: Desde aquel hito clave, la Contracultura se convirtió en Cultura
oficial.
El hundimiento soviético de los años 90 provocó que estas nuevas
corrientes y vanguardias, muchas veces más culturales que políticas,
adquiriesen preeminencia en los ambientes izquierdista: El Comunismo,
considerado hasta entonces una doctrina científica que había descubierto los
resortes del funcionamiento de la Historia humana, se derrumbó con considerable estrépito. La desaparición del modelo soviético llevó a que las doctrinas
progresistas de la Nueva izquierda (Que no dejaban de ser también comunistas,
aunque su referente no fuese ya tanto la Unión soviética sino la China de Mao o
la Cuba del Che),
perviviesen como la única base doctrinal sobre la que las
izquierdas podían sostenerse, situación que perduró hasta hoy día.
Ya en nuestro tiempo hemos
podido comprobar como partidos tradicionalmente
adscritos a la derecha política, han
comenzado a incluir planteamientos que antes de Mayo del 68 eran considerados
marginales e incluso aberrantes, lo que nos demuestra el ‘’éxito’’ de aquella
revolución: Como ya he comentado, la contracultura se convirtió en cultura
oficial, y los sistemas culturales están por encima de la mera política.
Volviendo al tema que nos
atañe, hay que destacar al Feminismo dentro de esa estructura ideológica
sobreviviente del hundimiento soviético, ya que a nadie se le escapa que en
nuestro tiempo ha adquirido un peso fundamental en la cultura oficial y se
están cumpliendo sus exigencias a un ritmo acelerado: ¿Recuerdan ustedes como
hace tan solo 5 años toda la histeria provocada por este movimiento era
inexistente?
La progretarización continúa a marchas forzadas y cada vez con más dificultades, pero continúa, al fin y al cabo.
La progretarización continúa a marchas forzadas y cada vez con más dificultades, pero continúa, al fin y al cabo.
Para comprender en toda su
extensión el Feminismo que nos toca padecer, debemos profundizar en sus bases doctrinales para lo cual nos retrotraeremos hasta sus orígenes
marxistoides en ambientes de izquierdas, lo que nos permitirá comprobar los fortísimos lazos que unen ambos movimientos.
Dividiré la explicación en una serie de puntos en los cuales podemos identificar de manera muy clara las citadas conexiones.
De este modo no solo pretendo exponer las premisas sobre las que se articula el Feminismo, sino aclarar diversas dudas sobre el tema, demostrando que estas corrientes parten desde grupos declaradamente izquierdistas como se puede percibir a partir de los fuerte vínculos con el Marxismo que vamos a analizar a continuación.
marxistoides en ambientes de izquierdas, lo que nos permitirá comprobar los fortísimos lazos que unen ambos movimientos.
Dividiré la explicación en una serie de puntos en los cuales podemos identificar de manera muy clara las citadas conexiones.
De este modo no solo pretendo exponer las premisas sobre las que se articula el Feminismo, sino aclarar diversas dudas sobre el tema, demostrando que estas corrientes parten desde grupos declaradamente izquierdistas como se puede percibir a partir de los fuerte vínculos con el Marxismo que vamos a analizar a continuación.
1.
La
Dialéctica, la lucha de contrarios como motor de la Historia y el sujeto
revolucionario
Marx adaptó la
teoría dialéctica hegeliana sobre la evolución de la Historia (Tesis+Antítesis= Síntesis)
dotándola de contenido propio: El devenir humano, según el planteamiento
marxista, avanzaría a través de la lucha de contrarios que, en este caso, serían
clases sociales antagónicas en continuo enfrentamiento a lo largo de los siglos. La lucha de clases, afirmaría Marx, es el motor de la Historia. Ésta se presentaría con diversas fórmulas dependiendo de la época:
·
Edad
antigua: Ciudadanos libres contra esclavos
·
Edad
media y moderna: Nobles contra siervos
·
Edad
contemporánea: Burgueses contra obreros
Si bien el Feminismo no ha desarrollado tanto su teoría sobre la evolución de la Historia, también presenta la idea de la lucha dialéctica entre dos clases antagónicas, las cuales no estarían determinadas ahora por la clase social o la economía, sino por el género: El hombre, opresor; contra la mujer, oprimida. Aunque con diversos modelos, esta fórmula de opresión se aparecería en todas las épocas.
Siendo esto así, el sujeto revolucionario, esto es, el grupo que debe llevar a cabo la revolución, no sería ya el proletariado, sino la mujer.
2. Concepción lineal de la Historia: Del Paraíso primigenio, al definitivo
El marxismo, como ya hemos visto, establecía que la lucha de clases era el motor de la Historia. Ésta, además, avanzaba de manera lineal, es decir, se sucedían diferentes modelos de explotación a lo largo del tiempo de manera indefectible.
Tal era el peso de la ideología en el marxismo, que incluso se sostenía que los individuos no podían actuar sobre este modelo, es decir, las personalidades individuales no tenían la capacidad de detener o revertir el avance de la historia, del mismo modo que no se podían alterar las leyes de la naturaleza:
El marxismo se consideraba una ideología científica y, dentro de la cosmovisión, la lucha de clases, y el avance de la historia como resultado de ésta, eran tan real e ineludible como la ley de la gravedad.
El marxismo se consideraba una ideología científica y, dentro de la cosmovisión, la lucha de clases, y el avance de la historia como resultado de ésta, eran tan real e ineludible como la ley de la gravedad.
Este avance lineal se producía entre dos momentos considerados idílicos: El llamado comunismo primitivo, en el que supuestamente vivían las tribus de cazadores-recolectores; y el Paraíso socialista que llegaría al final de la Historia. En ese futuro utópico, no habría lucha de clases, con lo cual, la historia no avanzaría, habiendo llegado ésta a su final.
En el Feminismo, aunque de manera menos desarrollado, repite el mismo esquema: Un avance lineal de la Historia desde unas comunidades primitivas en las que teóricamente no habría existido el actual patriarcado, pasando por todos los siglos de opresión, hasta llegar a nuestra época en la que la revolución feminista traerá por fin el tan ansiado paraíso matriarcal de libertad y prosperidad sin fin, gracias al liderazgo del género femenino, hasta hoy teóricamente apartado de las altas esferas políticas.
3.
Estructura
y superestructura
La lucha de clases no es un simple conflicto social continuado en el
tiempo, sino que a partir de él se genera
todo el contexto de una determinada época: El control de los medios de producción y el conflicto social derivado de ello, determina por entero el sistema político y cultural. Por poner un ejemplo, para
el marxismo toda la cultura y sistemas políticos de la Antigüedad, partían del
dominio de los hombres libres sobre los esclavos.
Esta fórmula se repetiría en todas las demás edades de la historia humana.
Esta fórmula se repetiría en todas las demás edades de la historia humana.
El control de los medios de
producción y el sistema social derivado de él, es lo que Marx
denominó la estructura. Por su
parte, la cultura, la política, la religión, los modos de vida, … dependerían
por entero de esa estructura, y recibirían el nombre de superestructura. Veamoslo gráficamente:
Para el Feminismo, el sistema de opresión basado en los géneros, denominado
Patriarcado, es la base fundamental
de toda la vida desarrollada por el género humano, y a partir
de él deriva todo lo demás: Es por eso que las feministas son capaces de
encontrar elementos de opresión en prácticamente todo acto de la vida
cotidiana, desde las películas de Disney, pasando por como los hombres se
sientan en el transporte público, toda la literatura clásica, …
El Patriarcado vendría a ser la estructura, la base de todo; mientras
que la superestructura derivada de él, sería todo
lo demás: Desde los modelos políticos, pasando por los económicos y hasta llegar a la cultura en general.
Esto también explicaría que
las feministas tienen una concepción estructura de la opresión, es decir, todo acto que ellas consideran opresivo se
estructura en un sistema lógico e internamente integrado. Podríamos explicarlo en
forma de pirámide:
En la base de la pirámide
tendríamos la cultura de la opresión, interiorizada y casi imperceptible.
Incluiríamos cine, literatura, acciones cotidianas, sentarse con las piernas
abiertas, … que este movimiento considera opresivo por algún motivo.
En el centro de la pirámide
podríamos incluir lo que en estos momentos se está considerando violencia
verbal, piropos, por ejemplo.
En la cúspide, tendríamos la
llamada violencia machista, es decir, el maltrato y, en último término, el asesinato.
Todo acto machista,
dependiendo de su grado, se incluye en este esquema piramidal. Conviene señalar que, evidentemente, no tiene ni
pies de cabeza: No existe la más mínima relación de causalidad entre el lanzar
piropos por la calle o que a Blancanieves se la despierte con un beso ‘’no
consentido’’, con el asesinato de mujeres.
El intento de establecer vínculos insostenibles entre hechos que no están relacionados y que teóricamente son muestras de opresión, se efectúa a partir de la concepción marxistoide basada en la idea de estructura y superestructura, según la cual existe una opresión básica de la que se deriva todo lo demás.
El intento de establecer vínculos insostenibles entre hechos que no están relacionados y que teóricamente son muestras de opresión, se efectúa a partir de la concepción marxistoide basada en la idea de estructura y superestructura, según la cual existe una opresión básica de la que se deriva todo lo demás.
4.
Rechazo
a la religión
Marx acuñó una de las citas
más célebres dentro del ateísmo
filosófico: La religión es el opio
del pueblo. Según las tesis de este filósofo, la fe no
sería más que un consuelo para las clases oprimidas, en tanto que la creencia en unos premios y castigos trascendentes, harían más soportable la existencia a
los que en el mundo terreno tienen la mala suerte de formar parte de la clase
social perjudicada. De este modo, la religión sería un resorte más del poder,
capaz de mantener controlados a los desheredados.
En el Feminismo, la
concepción en torno a la religión es idéntica a la del marxismo:
Tan solo es una mera imaginación colectiva inducida de manera artificial por los explotadores, en este caso los hombres que gobiernan en el Patriarcado, para que funcione de analgésico social, evitando posibles revueltas sociales o revoluciones. No es ninguna casualidad que
muchos de los ataques del Feminismo se dirijan hacia templos o personalidades
eclesiásticas, consideradas reliquias de un pasado que debe desaparecer.
5.
Internacionalismo:
El sujeto revolucionario es de carácter global
El Marxismo fue una de las
primeras corrientes en establecer el Internacionalismo
como base de su doctrina: Los cambios pretendidos eran de carácter global, no
para una nación o una región, sino para toda una clase social planetaria: El proletariado. La proclama ¡Obreros del mundo, uníos! es
posiblemente la que mejor refleje este principio.
En definitiva, se
consideraba que un obrero chino y uno español, tenían más en común entre sí,
que con los burgueses de sus respectivos países, de tal modo que las naciones no eran más que una nueva invención de
los poderosos, sostenida a través de la creación de unos vínculos
inexistentes e irreales, ya que no pueden haber relación posible entre el explotador y el explotado. Siendo esto así, lo único importante es tu clase social.
La creación de partidos
socialistas de carácter nacional solo se llevó a cabo por puro utilitarismo, en
tanto que la toma de conciencia del proletariado podría efectuarse más
rápidamente articulando las organizaciones obreras en base a las naciones.
El Feminismo repite esta fórmula, aunque sustituyendo la clase social por el género: Si eres mujer, estás sujeta a un sistema de explotación y opresión patriarcal,
El Feminismo repite esta fórmula, aunque sustituyendo la clase social por el género: Si eres mujer, estás sujeta a un sistema de explotación y opresión patriarcal,
independientemente de la clase social, raza, religión, nacionalidad o de si eres consciente de ello.
Así, podemos ver como grandes referentes del feminismo a multimillonarias que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en las paladines del movimiento anti-patriarcal, compartiendo trinchera con un heterogéneo grupo compuesto por mujeres de todo el Planeta.
Así, podemos ver como grandes referentes del feminismo a multimillonarias que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en las paladines del movimiento anti-patriarcal, compartiendo trinchera con un heterogéneo grupo compuesto por mujeres de todo el Planeta.
Del mismo modo, podemos
encontrar a muchos hombres que, representado un papel ridículo, tratan de
colaborar o militar con el movimiento feminista, siendo, evidentemente,
rechazados de plano: Tan solo los oprimidos pueden militar en el movimiento de
liberación, como luego veremos.
¡Mujeres
del mundo, uníos!
6. No se accede a las categorías de explotador y explotado por decisión propia
En relación con el punto
anterior, podemos comprobar como la pertenencia
al grupo de los explotadores o de los explotados, no depende de una
decisión personal de adhesión al movimiento, sino que se pertenece a uno u otro
por el contexto y la circunstancia en la que cada uno nace.
Un burgués, teóricamente al
menos, no puede participar en el proceso de emancipación
del proletariado por pertenecer el mismo a la clase que está explotando.
Del mismo modo, un hombre, tal como adelantaba antes, no puedo participar en el movimiento feminista ya que forma parte de la clase explotadora, y por mucho que se de-construya, eso no va a cambiar.
Del mismo modo, un hombre, tal como adelantaba antes, no puedo participar en el movimiento feminista ya que forma parte de la clase explotadora, y por mucho que se de-construya, eso no va a cambiar.
El hombre puede contribuir a
destruir el Patriarcado, pero no participará en la supuesta revolución que habrá de construir un mundo nuevo.
Dejemos que nos lo explique
este individuo:
7.
Necesidad
de una toma de conciencia por parte del oprimido
La revolución del
proletariado que condujese al Paraíso socialista necesitaba, lógicamente, de militantes que la llevasen a cabo, y
estos solo podían provenir de las filas de los explotados (Teóricamente, claro,
porque donde más éxito tuvo el marxismo fue entre clases medias intelectuales).
Además, como ya hemos
explicado, el proletariado estaba controlado por una serie de
ataduras muchas veces imperceptibles que le impedían darse cuenta de su situación: La religión, el nacionalismo, …
Es por ello, que la principal tarea a llevar a cabo era despertar a los proletarios, debían tomar conciencia de su situación de explotación para que comenzasen a actuar para liberarse.
ataduras muchas veces imperceptibles que le impedían darse cuenta de su situación: La religión, el nacionalismo, …
Es por ello, que la principal tarea a llevar a cabo era despertar a los proletarios, debían tomar conciencia de su situación de explotación para que comenzasen a actuar para liberarse.
Este es el origen de las
enormes campañas de propaganda marxista que recorrieron Europa durante todo el
siglo XX y que, sin duda, jugaron un importantísimo papel en numerosos sucesos
de la pasada centuria. Basta detenerse en las elecciones de la II República
española de febrero del 1936 para comprobarlo.
El Feminismo actual comparte
esta misma tarea prioritaria: Las mujeres deben ser despertadas. El término que se ha acuñado en la actualidad es el de
empoderada, que hace referencia a
la individua que ya se ha librado de las pesadas cadenas del patriarcado. Del mismo modo, podemos encontrar en nuestros días furibundas campañas propagandísticas que buscan la adhesión masiva de las mujeres al movimiento feminista, irradias además desde todos los grandes medios de comunicación.
Y no hablamos únicamente de panfletos y anuncios de televisión o radio, sino incluso de producciones culturales orientadas al ocio, tales como películas o series, en las que se establece la clara contraposición entre la mujer empoderada, la buena de la película; y la mujer tradicional, presentada como un saco de inseguridades, traumas y ataduras morales que no traen más que desgracias e infelicidad. (Leer más sobre propaganda en el ocio)
la individua que ya se ha librado de las pesadas cadenas del patriarcado. Del mismo modo, podemos encontrar en nuestros días furibundas campañas propagandísticas que buscan la adhesión masiva de las mujeres al movimiento feminista, irradias además desde todos los grandes medios de comunicación.
Y no hablamos únicamente de panfletos y anuncios de televisión o radio, sino incluso de producciones culturales orientadas al ocio, tales como películas o series, en las que se establece la clara contraposición entre la mujer empoderada, la buena de la película; y la mujer tradicional, presentada como un saco de inseguridades, traumas y ataduras morales que no traen más que desgracias e infelicidad. (Leer más sobre propaganda en el ocio)
8.
Idealización
del oprimido
El proletariado, según el Marxismo, era la clase
social que iba a conducir al mundo al Fin
de la historia: Una sociedad sin clases en las que todos gozarían del mismo
bienestar y donde, al no existir clases sociales, tampoco habría lucha entre
éstas, llegando así la Historia a su fin.
Este planteamiento era presentado como científico por el Marxismo. Según cuentan, Engels dijo en el funeral de Marx: Del mismo modo que Darwin ha descubierto el mecanismo de evolución de las especies, Marx a descubierto el mecanismo de evolución de la Historia.
Merece la pena volver a detenerse en este principio ya que hay que tenerlo muy en cuenta: El Marxismo se presentaba como una ideología científica, y, por tanto, irrebatible. El que se opusiera, rechazaba a un precepto científico demostrado.
Este planteamiento era presentado como científico por el Marxismo. Según cuentan, Engels dijo en el funeral de Marx: Del mismo modo que Darwin ha descubierto el mecanismo de evolución de las especies, Marx a descubierto el mecanismo de evolución de la Historia.
Merece la pena volver a detenerse en este principio ya que hay que tenerlo muy en cuenta: El Marxismo se presentaba como una ideología científica, y, por tanto, irrebatible. El que se opusiera, rechazaba a un precepto científico demostrado.
Siendo esto así, hay que
tener en cuenta que el proletariado
poseía en su misma esencia como clase social, la promesa de traer al mundo el Paraíso terrenal. Esa realidad se impondría más
tarde o más temprano. Por ende, se les presentaba de manera idealizada: Eran
una suerte de Mesías colectivo (Siempre que militasen en el Socialismo, claro está)
No tenía la más mínima
importancia que hubiese obreros francamente estúpidos, crueles, alcohólicos,
violentos, … Los defectos individuales
eran irrelevantes ya que eran
eclipsados por la misión histórica de su clase social, es decir, ellos en conjunto, eran la
promesa de la llegada de una utopía generalizada y global.
En el Feminismo, la idealización del oprimido se presenta con igual o
mayor intensidad: La mujer es un ser de luz que, una vez despierte como clase
oprimida,
traerá al mundo el Paraíso que supone el sistema matriarcal. Hay abundantísima literatura que ilustra estas cuestiones, presentando a la mujer como un ser pacífico, moralmente superior, e infinitamente más civilizado que el hombre, que concentra todas las características propias de las bestias.
traerá al mundo el Paraíso que supone el sistema matriarcal. Hay abundantísima literatura que ilustra estas cuestiones, presentando a la mujer como un ser pacífico, moralmente superior, e infinitamente más civilizado que el hombre, que concentra todas las características propias de las bestias.
Esta concepción llega a tal
punto que se llega a negar la posibilidad de que la mujer practique la
violencia, siendo ésta propia y exclusiva del género masculino.
(Para Manuela Carmena, la violencia está en el ADN de los hombres)
(Para Manuela Carmena, la violencia está en el ADN de los hombres)
Conclusiones y reflexiones finales
En nuestros días ha hecho
fortuna el término Feminazi. Todo el
mundo sabe de qué estamos hablando al utilizarlo, lo cual evidentemente tiene
su utilidad en la guerra cultural que estamos viviendo en nuestros días, ya que
el palabro define una realidad y es comprendido por todos.
Sin embargo, debemos tener
muy en cuenta los principios recogidos en este texto para colocar al Feminismo en su correcto contexto filosófico e histórico.
-El origen del feminismo actual se halla en los ambientes izquierdistas de la segunda mitad del siglo XX. Es
irrelevante que no se expandiese por las áreas bajo control soviético: Fueron
los ideólogos de la llamada Nueva izquierda, los que plantearon los principios
que hoy imperan, combinando principios del marxismo clásico, elementos maoístas
y de la cuba revolucionaria, las teorías de Freud sobre el consciente, el
subconsciente y los impulsos humanos; y los francamente terroríficos autores
que impulsaron la Revolución sexual, Alfred Kinsey, Simone de Beauvoir, Wilhem
Reich, Margaret Sanger, Margaret Mead,…
(Un repaso a las vidas de los teóricos de la ideología de género)
(Un repaso a las vidas de los teóricos de la ideología de género)
- Como prueba de este origen en ambientes de izquierdas, queda el análisis realizado a lo largo de este
artículo sobre los elementos en los que se pueden hallar profundos vínculos
entre el marxismo clásico y el feminismo.
He recogido las más importantes pero puede que haya más, con lo cual ruego al lector al que se le venga a la mente alguno diferente, los comparta en la caja de comentarios para enriquecer este trabajo.
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He recogido las más importantes pero puede que haya más, con lo cual ruego al lector al que se le venga a la mente alguno diferente, los comparta en la caja de comentarios para enriquecer este trabajo.
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Tambien entran en este asunto los filosofos de la postmodernidad, Derrida, Barthes, Lyotard, con la de-construccion de la cultura, de la literatura, historia y de la misma filosofia y las ciencias, desde los griegos hasta nuestros dias.
ResponderEliminarAl desaparecer el paradigma marxista, que servía para explicarlo todo, se pasó a la postura contraria: No podemos estar seguros de nada y todo es relativo. Buen aporte.
EliminarCreo que este otro articulo sobre la Posmodernidad podría interesarle:
http://www.xn--identidadespaola-jub.com/2018/01/historia-del-tiempo-presente.html